jueves, 12 de noviembre de 2009

PARA REFLEXIONAR



La Literatura Infantil en Chile
Autor: Manuel Peña Muñoz

Ante una excesiva sobre valoración de la literatura infantil extranjera, proponemos a los
docentes conocer, difundir y valorar la literatura infantil y juvenil escrita por autores
chilenos. Sus obras también son válidas junto con transmitir temáticas más cercanas y
familiares a nuestros niños, que los vinculan con nuestra identidad. Además no se trata
de libros traducidos al español sino que están escritos en nuestro propio idioma y con
nuestra propia forma de utilizar el castellano, aspecto que contribuye a una mejor
comprensión de la obra literaria.
1. Un cuento antes de empezar
En una ciudad de provincia, la señorita Magali conversa de literatura con sus
niños y niñas. Está feliz pues son alumnos interesados en los libros. Han leído
Harry Potter, Las Crónicas de Narnia y los mayores conocen la saga completa
de El Señor de los Anillos. La señorita Magali ha recibido esa mañana la visita
de una escritora de libros para niños, lamentablemen te en el colegio no la
conocen (y la señorita Magali tampoco).
La editorial la ha enviado para que promueva sus libros, pues están ilustrados
por un ilustrador chileno muy bueno (a quien la señorita Magali tampoco
conoce). Para ella, los buenos libros para niños vienen del extranjero.
- ¿También hay ilustradores en Chile? – pregunta.
Ella se educó con los dibujos de Walt Disney y por eso le parece natural que en
la sala donde es profesora jefe esté decorada con las figuras del ratón Mickey y
la Pata Daisy. Al fin y al cabo, esos personajes son reconocibles por los niños
y se sienten familiarizados con ellos.
La escritora que viene de Santiago mira las paredes de la sala de clases... No
es que esté en contra de esos dibujos, pero quizás le gustaría una mayor
variedad, porque le da la impresión de que siempre está recorriendo la misma
sala.
- ¿No leen tus alumnos libros escritos en castellano? – le pregunta.
- ¿En castellano?....Bueno, están escritos en castellano ¿no?
- Están traducidos al español... en España... por traductores españoles... Por
eso me gustaría saber si tus alumnos leen libros escritos originalmente en
idioma español, por ejemplo libros de autores latinoamericanos o chilenos.
2
- ¿Libros chilenos? – pregunta con sorpresa la señorita Magali – Ahora mismo
no se me ocurrre... Tipo Harry Potter ninguno... Ah, sí, Papelucho... pero es
distinto.
- ¿Y hay otros?
- No sé... La verdad es que me quedo con autores como Roald Dahl... a los
niños les encanta, por ejemplo Charlie y la fábrica de chocolate...
- ¿Y han leído alguno de mis libros?
- Disculpa, pero la verdad es que no los conozco... Por aquí no llegan esos
libros.
- Creo que te equivocas, Magali, pues acabo de pasar por la biblioteca y sí
están mis libros, solo que no han sido solicitad os.
- La verdad es que no los conocía...
- Hay que leerlos para conocerlos... ¿no te parece?
- Sí, es verdad... Voy a poner más atención... Bueno, ya es la hora de la
charla con los alumnos. Preséntate tú misma...
(Ilustración: Dos mujeres – una profesora y una escritora – conversan antes de entrar a
una sala de clases. Ambas con libros en la mano.)
La breve historia sacada de un caso real nos lleva a la reflexión.
Actividad 1:
Como un ejercicio previo a la lectura de este anexo, anote 5 autores(as ) chilenos(as) que
escriben libros para niños y anote uno de sus libros. ¿Difícil?
2. Los primeros libros infantiles en Chile
La literatura infantil en Chile, como en toda América, nace en el siglo XIX con libros
educativos destinados a la escuela, es decir, silabarios para aprender a leer, manuales de
urbanidad y libros de catecismo.
En 1812 llega a Chile la imprenta y con ella, la impresión de libros. La aparición de la
imprenta fue muy revolucionaria para la época, ya que permitía la rápida difusi ón de ideas
por medio de la palabra impresa.
El primer libro para niños lo encontramos en 1821, Cartilla del Padre Zárate1 para enseñar
a leer a los niños. Este primer silabario lo escribió el sacerdote franciscano Pedro
Nolasco Ortiz de Zárate y Olmos, que luego fue sucedido con otros libritos para ejercitarse
en la lectura a través de sencillas frases de corte religioso.
1 Cartilla: cuaderno pequeño, impreso, que contiene las letras del alfabeto y los
primeros rudimentos para aprender a leer.
3
Luego vendrían libros de leyendas, vidas de santos, poemas patrióticos y obritas teatrales
para representar en los patios de los cole gios, siempre con un contenido religioso o
histórico. Es decir, era una literatura infantil de corte pedagógico, formativo y educativo.
No se consideraba aún al niño desde su propio punto de vista y todo lo que se escribía
era para instruirlo.
3. ¿Recuerda El Peneca?
¿Conoce la revista El Peneca? Seguramente la leyó o vio en la casa de sus padres o
abuelos. Con toda seguridad, esta revista despertaba sentimientos agradables, porque
era una revista para imaginar y soñar... Apareció en 1908 y estuvo e n circulación
ininterrumpida hasta 1960 en toda Latinoamérica.
Era una publicación destinada a la recreación infantil por medio de la literatura. El
fundador fue don Enrique Blanchart Chessi, quien luego de 115 números, fue
reemplazado por Emilio Vaisse, un sacerdote francés de la Congregación de los
Sagrados Corazones afincado en Chile. Él firmaba lo que escribía bajo el pseudónimo
de Omer Emeth que significa “Yo soy el que dice la verdad”.
Esta revista cambió el “antes” y el “después” de la literatura infantil chilena: a partir de
su aparición comenzaron a escribirse libros para la entretención del niño. Se dejó atrás
el criterio pedagógico, dando cabida al aspecto recreativo.
Emilio Vaisse trajo a nuestro país mucho de la cultura europea y el modelo de las
revistas literarias infantiles que se editaban en el viejo continente.
3.1 La época de Roxanne
En los años ‘20 la dirección fue entregada a Elvira Santa Cruz Ossa, Roxanne (1886 -
1960; pseudónimo artístico tomado de uno de los personajes de la ob ra francesa
Cyrano de Bergerac). Esta mujer supo ver el alcance artístico y recreativo de la
literatura pensada para el disfrute de los niños y no sólo para su educación. Roxanne
dio alas para la fantasía a muchas generaciones de niños de toda Latinoamér ica,
llevando a los niños el milagro de la palabra bien escrita y la belleza de sus
ilustraciones coloreadas.
Su labor como directora de El Peneca fue inmensa y consiguió elevar el tiraje de 6.000
ejemplares a 240.000, ganando en calidad de textos e ilust raciones. Prácticamente
dedicó su vida a publicar una revista de calidad para los niños chilenos y por esto será
siempre recordada.
También publicó libros infantiles, entre ellos Flor Silvestre (1914) que le valió el
reconocimiento internacional.
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El Peneca2 contenía fábulas, leyendas, historietas, cuentos chilenos y cuentos clásicos.
Sus páginas fueron semillero de grandes escritores chilenos pues allí escribieron
Gabriela Mistral, Marcela Paz y Alicia Morel, entre otros. También pasaron por sus
páginas nuestros inolvidables ilustradores como Coré, desde luego, Jorge Délano
(Coke), Pepo, creador de Condorito o Themo Lobos, creador de Mampato. Escritores
como Mario Vargas Llosa confiesan haber aprendido a leer en El Peneca.
(Ilustración: Diversas portadas de la revista El Peneca de diversas épocas, algunas
ilustradas por Coré.)
La revista El Peneca dejó de editarse en 1960, coincidiendo en la muerte de Roxanne.
Chile también tuvo otras revistas importantes, entre ellas El Cabrito, Simbad, Aladino,
Mampato y muchas otras que desaparecieron, lo que ha significado una notable pérdida
de nuestra identidad cultural.
3.2 Juan Esparraguito o el Niño Legumbre
A partir del mundo de El Peneca, que cultivó el gusto y la sensibilidad por los libros
infantiles, diversos escritores comenzaron a escribir libros de cuentos. Agustín Edwards,
el abuelo del director actual del diario El Mercurio, publicó en Paris en 1930, un hermoso
libro en tiraje reducido, titulado Aventuras de Juan Esparraguito o el niño legumbre 3 que
es una verdadera joya de la literatura infantil chilena.
El protagonista Juan Esparraguito es un niño mitad niño, mitad vegetal, con ojos de
semilla de achira y amigo de una bruja que se peina con un peine de dientes de lagartija
montados en un colmillo de elefante recién nacido.
El estilo corresponde a la época: recargado y con tonos modernistas como la prosa de
Rubén Darío. La portada de este libro sirvió de afiche para promover la Primera Feria del
Libro Usado que se desarrolló en la Universidad May or en el verano de 1994.
4. ¿Leíste los Cuentos para Marisol de Marta Brunet?
A partir de los años ‘30 surgen autores significativos, entre ellos Marta Brunet 4 (1897-
1967), autora del libro Cuentos para Marisol (1930) con ilustraciones de María Valencia,
a pesar de que se han hecho muchísimas ediciones posteriores, ninguna supera en
presentación a la primera.
2 Para más información sobre revista El Peneca consultar: www.memoriachilena.cl
www.corepeneca.blogspot.com; “Alas para la Infancia. Fundamentos de Literatura
Infantil”, Manuel Peña Muñoz, Editorial Universitaria.
3 El texto completo, así como las ilustraciones originales, pueden ser consultados en
www.memoriachilena.cl
4 Sobre la vida y obra de la autora, consultar en: www.letrasdechile.cl, www.cervantesvirtual.com,
www.mujereschile.cl, www.memoriachilena.cl
5
El libro va dedicado a "los niños de Chile estas historias nutridas de la tierra nuestra que
han hecho para ellos dos mujeres que los aman tiername nte".
Marta Brunet obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1961; en sus cuentos destila un
entrañable amor por el campo chileno, pero no se limita a pintar los motivos criollos, sino
que extrae con poesía, la psicología individual de sus personajes y l os pone en
situaciones muy humanas y tiernas.
En los cuentos de Marta Brunet aparecen los animales e insectos del campo, los
protagonistas son el chuncho, las cachañas, los pidenes, las aves de la cordillera, el
choroy, el cóndor, el papagayo y también lo s conejos, ranas, grillos, sapos, arañas, perros
y gatos. Hay comicidad, poesía y ternura entre animales y personas.
Sin duda, el cuento más conocido de Marta Brunet es Por qué la loica tiene el pecho
colorado que explica de manera poética el significado de la mancha roja en el pecho del
pájaro chileno.
En 1960, Marta Brunet publicó Aleluyas para los más chiquititos, en el que incluye siete
historias en verso, pero indudablemente Cuentos para Marisol es su obra infantil más
divulgada. Se trata de un conjunto de cuentos, entre los que se destacan; Mamá
Condorina y Mamá Suaves Lanas, Tres perritos en la playa, La terrible aventura de don
gato glotón, Gazapito quiere comer torta y otros.
En sus cuentos utiliza los epítetos descriptivos o caracterizadores q ue tanto atraen a los
niños, al estilo de Don-Quejumbre-No-Hace-Nada del cuento La Flor del Cobre (1972)
publicado en la colección Cuncuna de la editorial Quimantú.
5. Los Cuentos de mi tío Ventura
Un libro de cuentos destacado para inspirarse a narrar e s Cuentos de mi tío Ventura
(1930) de Ernesto Montenegro, oriundo de San Felipe. El escritor conoce muy bien el
ambiente de esos pequeños pueblos del valle del Aconcagua con sus casas de adobe
parronales, molinos, tinajas llenas de mosto y sus personajes acriollados que saben
historias de tiempos inmemoriales. El libro reúne cuentos ambientados en San Felipe,
muy bien escritos y con el sabor de la tierra campesina.
El libro está inspirado en un anciano ciego que, como un Homero de nuestras tierras,
relata historias a los niños, sentado en un sillón de mimbre, en el corredor de la vieja casa
de campo. De sus labios sabios, salen los cuentos, uno a uno, como perlas de un collar:
La vez que llovieron picarones, Los pájaros jugaron a la chueca, El niño de la escopeta, El
caballito de los siete colores y tantos otros.
El autor explica el origen de su libro: "La primera parte de mi Tío Ventura, lo que podría
llamar propiamente la porción biográfica y anecdótica del personaje, la escribí en 1930,
durante las primeras vacaciones que pasé en mi tierra del Aconcagua, después de años y
6
años en el extranjero". Más adelante señala: "Al escribir de gentes y sucesos menudos
de mi niñez, se me ocurrió que otros podrían hallar entretenimiento en lo que yo me
complacía en evocar en la edad madura".
Ernesto Montenegro sabe captar esa emoción que se agolpa en el pecho de los niños
cuando escuchan contar un cuento. Todo el libro tiene el tono íntimo de la evocación de
un mundo hermoso, cuando los pequeños, fascinados, oían aquellas historias llenas de
fantasía y asombro: "Los niños nos apretábamos unos contra otros, hundiendo la cabeza
entre los hombros a fin de precavernos contra el relente que caía aquella noche, hace
medio siglo, a muchas leguas de aquí".
Estos cuentos llenos de colorido y sentimiento siguen vigentes y continúan gustando a los
niños, además de vincularnos con nuestras raíces y enseñarnos a respetar y a amar lo
propio. Los dibujos de la edición original pertenecen a Adriasola y son hermosos
grabados que ilustran muy bien el espíritu del libro. Muchos de estos cuentos continúan
apareciendo en antologías demostrando que los Cuentos de mi Tío Ventura son clásicos
en nuestra literatura infantil.
6. Maité Allamand y Alamito, el largo
Una escritora criollista es Maité Allamand (1911-1996) nacida en el seno de una familia
francesa radicada en Chile. Por razones de trabajo de su padre, vivieron en el campo, a
orillas del río Maule, experiencia que marcó profundamente su temperamento de
escritora. Su obra para niños más destacada es Alamito, el largo (1950), en la que vuelca
precisamente su amor a la naturaleza y a la tierra de su infancia.
Sobre el mundo de la infancia, Maité Allamand señala: "Las imágenes guardadas hasta
los diez años constituyen un tesoro pa ra mi corazón y mi mente. Hasta esa edad viví en
francés, leía, escribía y estudiaba en esa lengua. Las veladas eran largas en el campo
durante el invierno. Entonces, mi abuela materna, francesa de origen, nos relataba
hermosos cuentos. Tenía una manera exquisita de narrar. A mí me parecía estar viendo
como en el cine los cuadros que describía. Como buena francesa, le encantaban las
fábulas. Nos enseñó a conocerlas y quererlas desde muy pequeños. Vivíamos en un
mundo mágico lleno de personajes alado s, peludos, dulces, feroces, de águilas, palomas,
topos, ratones y leones... Debo confesar que, durante bastante tiempo, creí que en
Francia los animales hablaban como los seres humanos. Sufrí una gran decepción
cuando comprendí mi equivocación".
Respecto de Alamito, el largo su obra más conocido señala: "En esta novela se nota el
sentido mágico y sorpresivo de los niños. Fantasía y realidad son una misma cosa.
Alamito -árbol soñador e inquieto- junto con aves, pájaros y otros árboles, viven una
aventura a lo largo del río Maule para conocer el mar y sufren, gozan y hablan, como si
fuesen humanos, con toda naturalidad. Al final, concluye con una moraleja, como en las
fábulas que encierran una sabia verdad".
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Maité Allamand ha publicado diversas novelas p ara adultos, pero se ha destacado en el
género de la infancia: La niña de las trenzas de lana (1974), La Garza y el chuncho
(1983), Mi tío León (1985) y muchos otros cuentos en antologías, entre ellos La Ermita
Vacía, siempre apegada a la recreación de lo folklórico.
En una de sus entrevistas, Maité Allamand señala: "Pienso que la misión fundamental de
la literatura infantil y juvenil, es, en primer lugar, revelarle al niño el mundo incomparable y
maravilloso de la naturaleza. La vida urbana estrecha cada vez más a grandes y
pequeños en su círculo artificial, y por eso mismo, es preciso enseñar al niño a conocer,
amar y valorar el mundo natural que lo rodea como fuente de salud, de entretención, de
equilibrio.”
"La naturaleza es patrimonio de todos, sin d istinción. Darle al niño, por intermedio de
narraciones vivas, la curiosidad por el mundo vegetal, el amor a los animales, la afición
por las montañas que limitan y enaltecen su horizonte, los grandes árboles o los
pequeños insectos, la nieve con su blanco prestigio, la lluvia, el viento. Enseñarle que la
tierra, los elementos, los ríos y las piedras son sus amigos. Que la semilla reventando en
el surco o en un tiesto cualquiera, a su alcance, es una maravilla que la ciencia no puede
superar. Darle la certeza que la naturaleza le brinda siempre una fuente de felicidad y
superación más intensa y completa que las distracciones foráneas y los juguetes más
caros y complicados. De allí al deporte benéfico, a la vida al aire libre, al esfuerzo físico
saludable, hay un paso.”
"Yo quisiera que muy pronto, escritores enamorados de la infancia y de la naturaleza,
crearan libros maravillosos y así no quedara un árbol sin poema, una montaña sin
aventura, un camino sin nombre, un pájaro sin historia."
En otro momento, señala con su estilo de frases sentenciosas: "También pienso que la
literatura infantil debe despertar en el niño y en el adolescente la conciencia de su propia
capacidad intelectual. Fuerza creadora y vital que existe en todos los seres y que a veces
sólo necesita un impulso para desarrollarse y tiempo para fructificar. Entretener al
pequeño lector...enseñarle a pensar, a sentir, a imaginar...
Creo que en nuestro país, somos muy poco imaginativos. ¿Cuántas veces no habré
soñado yo con una Cátedra, o un Departamento como se dice ahora, de Imaginación en
la Universidad?
Creo también que mientras más sueña el niño en su infancia, más realiza cuando adulto.
Un niño imaginativo jamás será el eterno aburrido, abúlico y falto de interés por cuanto lo
rodea, drama de tantos hogares. Sin duda, ya pasó el tiempo de los mitos, de las hadas y
de los duendes. Pero el joven necesita su propia imaginería creada por él mismo, a partir
de una base real y positiva."
7. Los Medallones de Carmen de Alonso
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Otra narradora inspirada en la cuentística de la tradición popular es Carmen de Alonso,
creadora de Medallones de sol (Zig Zag, 1956), Medallones de luna (Zig Zag, 1956),
Cantaritos, leyendas americanas (Zig Zag 1958), La casita de cristal, Erase una amapolita
y Nuevas leyendas americanas.
Su verdadero nombre era Carmen Margarita Carrasco Barrios. Empezó a escribir cuando
aún era niña en las revistas infantiles El Peneca, Don Fausto y en las páginas para niños
de La Nación, bajo el pseudónimo de Aura Margarita, nombre de una hermana suya que
murió: "Yo tomé ese nombre para firmar mis escritos con el deseo de que ella me
acompañase y sentir su protección.”
Después encontró que había crecido y que su pseudónimo "le quedaba chico". Entonces
adoptó Carmen, su primer nombre y luego "de Alonso" en recuerdo de una tía andaluza
que le contaba cuentos y fábulas y que se llamaba Carmen Huidobro de Alonso.
También recibió influencia literaria de Gabriela Mistral, quien, en una carta, le escribe: "Me
gusta mucho esa bonita soltura con que cuentas. Se nace con eso. Es un noble don el
de novelar, alto y válido. Me gusta leerte como si te oyese. Tus americanismos los
regusto y repito para no olvidarlos".
Cuando le presentaron a Gabriela, cuenta Carmen de Alonso que le dijo que si no hubiera
sabido que era del norte, de La Serena, lo habría adivinado por su pronunciación, por su
manera de hablar: "¿Cómo dices taza?": "Pocillo". ¿Y llave del agua?": "Pilón". "¿Y
jarrito?": "Pichel". Esa fue la prueba para que Gabriela Mistral confirm ase que estaba ante
una escritora de sus mismas comarcas.
Carmen de Alonso expresa: "Hay mucho de mí en los cuentos. La vida de uno entra en
los libros. A cada uno de mis cuentos los quiero como a los dedos de la mano. Cada uno
tiene su gracia, su momento, su recuerdo. Me gustaría poder repartir mis libros, a la
salida de las escuelas, como pan caliente."
Los cuentos de los Medallones aparecen introducidos por esos versos poéticos con que
en el campo se inician los cuentos, predisponiendo al auditorio a una atmósfera de calidez
y suspenso. Son diferentes "noches" para contar cuentos que tienen frescura y aliento de
luna llena en el campo: El negro Francisco, Don zorro confesor y La cabrita desobediente
son algunos de los cuentos de los Medallones de sol, en tanto que los Medallones de luna
incluyen relatos tan fluidos y naturales como El bautizo de la luciérnaga y Papá negro y
sus nueve negritos.
El libro Cantaritos incluye hermosas leyendas de Haití, Estados Unidos, Cuba, Venezuela
y otros países latinoamericanos, incluyendo Chile con el famoso cuento de La tenquita y
la escarcha.
8. Hernán del Solar, Tío Cuenta Sueños
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Como Gabriela Mistral, Marta Brunet y Marcela Paz, Hernán del Solar (1901 -1986)
también obtuvo el Premio Nacional de Literatura (196 8) por su obra dedicada a la
infancia.
Poeta, soñador, editor, gran conocedor de la literatura universal (principalmente inglesa),
Hernán del Solar quería formar una generación de jóvenes lectores a través de sus libros
de imaginación fantástica y detectivesca.
Era un hombre a quien le gustaba contarle cuentos a su único hijo, Emilio, actualmente
radicado en Paris. A raíz de ello, el poeta Andrés Sabella lo bautizó como el "Tío Cuenta
Sueños".
En 1946 fundó junto al escritor catalán Franc és Trabal, "la editorial amiga de los niños
Rapa Nui”, que fue la primera dedicada a los libros infantiles en Chile y que funcionaba en
la casa del escritor, en la calle María Luisa Santander.
Hasta 1951 publicaron 60 volúmenes, en su mayoría escritos por Hernán del Sola r, quien,
ante la carencia de buenos originales, decidió escribir él mismo los libros y firmarlos con
curiosísimos pseudónimos como Bat Palmer, Ricardo Chevalier, Juan Cameron, Walter
Grandson, Oliverio Baker, Clovis Kerr, Abelardo Troy, Gastón Colina, Bil l Boyd, Aldo Blu y
otros.
Eran libros bellos, de tapas gruesas, bien encuadernados e impresos, y con buenas
ilustraciones realizadas por los artistas de la época, entre ellos, Roser Bru, Elena Poirier
(que fue discípula de Coré), Darío Carmona y Yola, que fijó la imagen clásica de
Papelucho.
Hernán del Solar sabía que el niño necesitaba de buenas lecturas. Por eso llamó a los
escritores chilenos y fomentó premios literarios destinados a estimular a aquellos que se
interesaban en el buen libro para niños.
La importancia de Rapa Nui residió precisamente en que fue la primera editorial que
impulsó notablemente el género de la literatura infantil, destacando autores nacionales y
latinoamericanos. De hecho, el primer premio de Honor de Rapa Nui en 1947 lo ob tuvo el
costarricense Joaquín Gutiérrez - que en esos años vivía en Chile - con su libro Cocorí,
considerado un clásico de la literatura infantil de nuestro continente. La primera edición
fue ilustrada por Coré y representa un niño negro, con una rosa en la mano, bordeado de
una orla de tortugas de color celeste...
Hernán del Solar tuvo el mérito de haber promovido un género que tenía muchas
posibilidades de desarrollo y el de haber estimulado a los escritores que se estaban
iniciando, entre ellos escribieron Marcela Paz, Luis Durand, Mariano Latorre e Isidora
Aguirre.
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Puede decirse que la obra de Hernán del Solar incorpora al mundo infantil toda la agilidad
y el ritmo vivo de la literatura de nuestros días, adelantándose a su tiempo, lo que hace
que sus libros también le gusten a los niños de hoy.
9. La poesía de Gabriela Mistral
La maestra rural que fue Lucila Godoy Alcayaga (1889 -1957) gran conocedora de la
infancia y preocupada de su condición social, escribió poemas para la infancia bajo el
pseudónimo Gabriela Mistral, nombre de arcángel y apellido de viento (aunque otra
versión indica que era asidua lectora del escritor italiano Gabriel D´Annuncio y del escritor
francés Federico Mistral, de los que tomaría nombre y apellido.)
Nacida en Montegrande en el valle del Elqui - tierra de vendimiadores y pastores a la que
volvió siempre como se vuelve a la patria de la niñez - Gabriela Mistral escribió páginas
notables inspiradas en el genuino folclore latinoamericano.
Colaboró con los grandes educadores reformistas de latinoamérica, principalmente con
José Vasconcelos en México, país que la acogió y la valoró desde sus inicios. Allí
escribió sus Lecturas para Mujeres y numerosos poemas infantiles:
Una niña que era inválida
dijo ¿cómo danzo yo?
Le dijimos que pusiera
a danzar su corazón.
En un país donde el niño es pobre y sin educación, escribe Los Derechos del Niño y
reivindica su lugar en la sociedad: "El niño debe tener derecho a lo mejor de la tradición, a
la flor de la tradición, que en los pueblos occidentales, a mi juicio, es el cristianismo".
La maternidad, el americanismo y el indigenismo fueron sus temas señeros, pero
fundamentalmente el niño le preocupó siempre.
Roque Esteban Scarpa ha compilado sus valiosísimos artículos y ensayos - Gabriela
anda por el mundo (1978), Magisterio y Niño (1979) - en tanto que el poeta Jaime
Quezada ha publicado entre otros Poesía y Prosa y Los Motivos de San Francisco que
contienen páginas bellísimas para la niños de Chile y Latinoamérica.
Por su temática americanista, sus poemas a las madres y a la niñez desvalida, mereció el
Premio Nobel de literatura en 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial.
10. ¿Quién era Marcela Paz?
Con toda seguridad has leído los libros de Papelucho en tu infancia, cuando lo hicimos,
siempre supimos que los había escrito Marcela Paz...
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¡Marcela Paz! Era un nombre asociado a Papelucho y así decíamos: “Papelucho de
Marcela Paz” sin siquiera pensar en quién era esta escritora.
Marcela Paz (1902-1985), pseudónimo de Esther Hunneeus Salas, nació el 29 de febrero
de 1902, en el ambiente de una gran casa familiar en la calle Agustinas de Santiago, a
dos cuadras del palacio de la Moneda, una de esas casas con tres patios en las que vivía
toda la familia, incluyendo abuelos, tíos y primos. Allí, en ese ambiente de establo, con
caballos, perros y pájaros, junto a la bisabuela y su múltiple descendencia vivía la familia
Huneus Salas.
Luego, la familia vivió en la calle Dieciocho esquina de Vidaurre, en una casa inmensa, de
tres pisos, con galerías de vidrio, cocheras, patio, escaleras y hasta un monta carga.
Incluso hay jardineros, mayordomos, nodrizas, nanas y una empleada del campo que
se llama Domitila. Ester nunca la olvidó y cuando escribió Papelucho muchos años
más tarde, la pondrá a vivir allí para siempre, como recuerdo de aquella entrañable
comunicación que tenía con ella, en un tiempo en que los niños establecían mágicas
relaciones con la servidumbre, especialmente con nanas afectuosas y amables que
también necesitaban cariño.
En esa casa, los niños parecen a salvo de los contagios, pero pese a las precauciones, se
contagian igual entre ellos la tos convulsiva. Yola, la quinta hermana, y que será la
ilustradora de Papelucho, inseparable hermana de Ester Hunneus, está a punto d e morir.
Toda la noche la casa retumba con las toses infantiles.
La madre hace una manda a la virgen del Carmen pidiéndole que si salva a su hija, la
vestirá durante un año con hábitos carmelitas. La niña se salva, pero Ester considera
injusto que sea su hermanita la que se vista de café y no su madre que fue la que hizo la
manda. Estos aspectos vividos en la infancia van a aparecer más tarde en la obra de
Marcela Paz, entre ellos la queja por la injusticia, por ejemplo, por los castigos injustos.
Quizás a su Papelucho le transmitió esos sentimientos y por eso es un niño muy vivo y
real, incluso con sentimientos de culpa traspasados por los adultos sin saber muy bien por
qué.
Encerrada en la inmensa casona, recibe a profesores e institutrices que hablan inglés,
francés y alemán. Además de idiomas, la niña aprende piano, filosofía y escultura. Un
día llega un sacerdote, porque en ese ambiente de costumbres severas, han decidido que
los niños reciban clases de religión católica para complementar las const antes visitas a la
iglesia a misas y novenas.
La niña, acostumbrada a jugar poco, desarrolla el sentido de la observación. Así,
mientras el sacerdote le explica la Biblia, ella lo mira detenidamente. Después escribirá:
“El profesor era un padre carmelita de cuyas sandalias surgían unos dedos gordos y
rosados que me hipnotizaban. Cuando decía “las substancias del pan y el vino”, a mí se
me llenaba la boca de agua dulce, pensando en las substancias de Chillán”. Esta ya es
pura imaginación Marcela Paz.
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Las institutrices también eran motivo de burla. Dice la autora que el hecho que su
mamá pintara, les desarrolló a los hermanos el sentido de la observación y el espíritu
crítico. Conoció a Jorge Délano, Coke, famoso caricaturista, escritor y cineasta, de q uien
tomó la costumbre de caricaturizar todo lo que la rodeaba, mirándolo con aguda ironía.
Ese será el sello que le va a dar a su libro Papelucho, un niño que siempre tendrá una
mirada crítica respecto de todo lo que le rodea, como si desconfiara siempre de todo lo
establecido y diera un punto de vista completamente diferente del tradicional de los
adultos.
Todo lo que observa, lo pasa por la memoria y de allí al papel. En una reseña
autobiográfica escribirá: “Tengo ojos de pasadizo, por donde se cuelan las cosas sin
autorización, para salir luego por la punta del lápiz”.
En ese ambiente social, Ester conoce a José Luis Claro, un ingeniero estudioso y
reservado, que tenía relaciones profesionales con la familia de la joven. Poseen gustos
en común y aficiones parecidas: ambos tocan piano y surge una amistad que se ve
interrumpida porque el joven se irá a Estados Unidos por dos años.
Ester queda preocupada y triste, recordando a José Luis, a quien sus amigos le dicen
cariñosamente “Pepe Lucho...” Ese nombre lo pronunciará muchas veces durante esos
años y se convertirá con el tiempo en Papelucho, un nombre inseparable de su autora. Al
cabo del tiempo, Pepe Lucho regresa y se reencuentra con la joven con la que al poco
tiempo se comprometerá en matrimonio.
La publicación de un libro clásico
En 1947 la autora ya tiene cinco hijos, una de ellas llamada Marcela. Un día, su esposo
repara en un aviso de la prensa convocando a un concurso de la editorial Rapa Nui que
dirigía el escritor Hernán del Solar. Con la vida familiar no había tiempo para terminar el
libro inconcluso donde Papelucho era hijo de padres divorciados, pero la convocatoria fue
el estímulo para rescatar la historia y reescribirla.
El personaje va cobrando vida en la re escritura; la autora s e recrea en su propia infancia
y recuerda las películas mudas que veía con su abuela y cómo las imitaban luego en la
casa, cuando ella les tocaba el piano. El personaje más querible había sido Chaplin,
tierno, loco, aberrante y encantador. Su Papelucho t endría estas características: un
Chaplin infantil: loquillo, sabio, disparatado y crítico, con una nota para la reflexión y
otra para la emoción.
Su hermana Yola le hace los dibujos que quedan hasta el día de hoy, inalterables, fijando
el tipo del niño irreverente, crítico, muy distinto al prototipo del niño modelo de las novelas
antiguas del siglo XIX. Sería un niño como cualquier otro, con su familia y su Domitila, un
pequeño niño burgués de la clase media santiaguina que sin embargo, alcanzaría
universalidad por su humor y su desparpajo.
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Papelucho gana el Premio de Honor del Concurso Rapa Nui en 1947 y se edita en una
hermosa edición ilustrada por su hermana Yola, ganando rápidamente el favor del
público.
11. Panorama General Literatura Infantil Chile na Contemporánea
En un panorama de actualidad vamos a presentarte a los principales autores que
escriben libros para niños en Chile. Conocerás parte de sus vidas, sus obras y sus
temáticas fundamentales para que se inspire y pueda seleccionar... No está n todos,
desde luego, porque en los últimos años son muchos los autores que se inclinan a
escribir para los niños. Incluso hoy día, autores que no escribían tradicionalmente para
niños desean incursionar y a veces con singular éxito. Entre ellos podemos d estacar a
Darío Oses, Marco Antonio de la Parra, Sergio Gómez y Ana María del Río, Marcela
Serrano y otros.
Alicia Morel (1921)
Sus obras más conocidas son En el campo y la ciudad (1938), Juan, Juanillo y la
Abuela (1940), Los Cuentos de la Hormiguita Can tora y el Duende Melodía (1956),
Cuentos de la Pícara Polita (1973), El Increíble Mundo de Llanca (1977), Perico trepa
por Chile (1978) (escrita junto a Marcela Paz), Polita va a la escuela (1985), Las
manchas de Vinca, (1986), Viaje de los duendes al otro lado del mundo (1988), El árbol
de los cielos (1990), Polita aprende el mundo (1991), La Hoja Viajera (1991), Una aguja
y un dedal (1992), Cuentos de la lluvia (1993) y tantos otros en los que predomina
siempre un estilo lleno de poesía, humor y desbordan te fantasía.
Uno de sus libros más importantes es Cuentos Araucanos. La Gente de la Tierra
(1983). Para escribirlo, se documentó en las fuentes folklóricas que registran los
antiguos mitos relatados oralmente por un informante. Tocada por la belleza de
muchos de estos cuentos, ella ha creído conveniente revestirlos de un lenguaje literario
apropiado para los niños. Como se trata de un trabajo riguroso, al final del libro se
encuentra un apéndice en el que se indica la procedencia de cada narración, para que
pueda compararse al mito auténtico. Por la belleza del lenguaje, la calidad de los
contenidos y la novedosa ambientación indígena, los Cuentos Araucanos mereció
figurar en la Lista de Honor del IBBY en 1984, distinción internacional que se otorga
anualmente a los libros que han tenido un interés como lectura infantil.
Alicia Morel ha dedicado su vida a la creación y a la difusión de la literatura infantil a
través de ensayos, artículos, conferencias, títeres y visitas a colegios. Fue candidata al
Premio Andersen de Literatura Infantil en el año 2000.
María Silva Ossa
Hermana del legendario ilustrador Coré, María Silva Ossa escribe cuentos de ambiente
poético, tomando las antiguas fórmulas campesinas para iniciar un relato. Ha escrito
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diversos libros de poesía y cuentos para niños. Entre ellos se destacan "El Hombre
Cabeza de Nieve" (1966), "Aventuras de Tres Pelos" (1975) y "Perejil Piedra" (1975),
con ilustraciones de Coré. Sus cuentos figuran en numerosas antologías, tanto en
Chile, como en el extranjero. Entre ellos, podemos mencionar "El Descontento", "El
barco de más allá" y muchos otros. Recientemente ha publicado "Las Calzas del
Brujo" (1993). En este libro aparecen evidentes sus características de estilo: lenguaje
poético, tono acriollado e imaginería de cuento tradicional.
Lucía Gevert
Lucía Gevert, periodista y escritora, fue presidenta de IBBY Chile y directora de la revista
"Colibrí", especializada en temas de literatura infantil. Fue directora de la revista
"Mampato" e impulsora de los libros para niños en Chile. Su libro más destacado es "El
Puma" (1969), en el que valoriza la naturaleza de nuestro país, enfatizando flora, fauna y
leyendas autóctonas. Ha escrito numerosos cuentos publicados en antologías, entre ellos
"El tatú y su capa de fiesta", "El pato y el río enfermo", "Acortando camino", "La puna", "El
camino de don Diego" y muchos otros caracterizados siempre porque bajo la simple
historia late un contenido humano para la reflexión. Así, en el cuento "Aguas Oscuras"
(1992) hay un mensaje ecológico y en "El gatito que no sabía ronronear" (1985), valoriza
la fuerza del afecto. "El Mundo de Amado" (1991) es uno de los títulos más destacados.
En este libro cuenta a los niños las leyendas antiguas de Tierra del Fuego. Recientemente
ha destacado con el libro “Lo cuenta el cono sur” (1997), conjunto de relatos inspirados en
mitos indígenas sudamericanos.
Cecilia Beuchat
Esta autora representa una corriente realista psicológica en la literatura infantil chilena,
siempre encarando los problemas con un tono hogareño. Sus personajes son niños
que sufren o tienen un conflicto con el medio o con ellos mismos. En ellos no hay
varitas mágicas ni hadas madrinas, Aquí, las dificultades pueden superarse por vía del
afecto y la comprensión. Sus libros más importantes son "Cuentos con algo de
mermelada" (1987), "Cuentos con olor a fruta" (1989) y "Cuentos de perros, gatos y
canarios" (1993), entre otros. Respecto de su literatura, la autora señala: "Mis
personajes son niños, con sus problemas y su s vivencias. Siento que la realidad tiene
su propia magia. Últimamente, he incursionado en lo maravilloso. He redescubierto a
las hadas, a los gnomos, a los geniecillos que habitan en las flores". Docente e
investigadora de la Facultad de Educación de la P ontificia Universidad Católica de
Chile, Cecilia Beuchat ha publicado numerosos textos complementarios para la
Educación Básica como "Claudia y las letras", "Pablito aprende solito", "Empezando a
redactar", "Empezando con la Gramática", "Un ratón de biblio teca" y otros en conjunto
con otros autores, además de numerosos libros especializados y artículos en revistas
nacionales e internacionales. Ha sido becada en la Internationale Jugendbibliotheke de
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Munich (Biblioteca Internacional de la Juventud).Uno de su s últimos libros es “Cuentos
de otros lugares de la tierra” (1998) - con Carolina Valdivieso - hermosa colección de
12 cuentos cuya traducción privilegia la identidad cultural de los países elegidos.
Ana María Güiraldes
Esta autora se destaca por un innato sentido del humor absurdo que le permite escribir
para los niños con gracia, utilizando onomatopeyas y juegos de palabras. Sus personajes
suelen ser animales que captan de inmediato el interés del lector porque están descritos
con un estilo conciso, con imágenes claras y convincentes, y se expresan con diálogos
certeros. En 1983 obtuvo el Premio Municipal de Literatura por su obra "El Nudo
Movedizo". Luego, se dedicó a la literatura infantil escribiendo su primer libro titulado
"Ratita Marita; La lombriz resfriada" (1985). Este libro de cuentos, como muchos otros de
la autora, contiene bellas ilustraciones de su hermano Ricardo Güiraldes, ilustrador
chileno radicado en Inglaterra.
Luego vienen "Animales, animalitos y animalotes" (1987), "El Monobuenmozo y otros
cuentos" (1987), "La pata, patana y otros cuentos" (1990), "Mariano Isla" (1990) los
cuentos "La dotorcita", "Bonifacio, Eufrasio y Nicasio", "La vigía del campo",
"Giralunasoles" (1993) y las novelas "Un embrujo de cinco siglos" (Lista de Honor de l
IBBY 1992); "El castillo negro en el desierto" (1992), y "El violinista de los brazos largos"
(1994).
Cuentos a dos manos
Con Jacqueline Balcells, Ana María Güiraldes ha escrito diversos libros, entre ellos
"Aventura en las estrellas" (1987), "Misión Alfa Centauro" (1988) y "La Rebelión de los
Robots" (1989). Otro libro de ambas es "Cuentos secretos de la historia de Chile" (1992)
en los que narran episodios desconocidos de la historia de Chile. En esta línea histórica,
han escrito una serie de libros titulados "Un día en la vida de...". Algunos de estos títulos
recreativos de la historia son "Li-Song, mujer china", "Psique, la enamorada de un Dios",
"Alonso, navegante de la mar Océano","Amaru, corro inca", "Ramiro, grumete de la
Esmeralda", "Juanita, pequeña patriota", "Makarina, poeta de Rapa -Nui".
En el género policial y de suspenso misterioso, han escrito "Trece casos misteriosos"
(1990) y "Querido fantasma" (1992) que ha tenido gran interés entre los jóvenes
lectores. Recientemente han iniciado un a serie de novelas juveniles protagonizadas por
la adolescente Emilia en editorial Andrés Bello. La primera se titula "Emilia en Quintay"
y tiene la ventaja de combinar los sentimientos femeninos de una adolescente, con la
intriga policial, más el suspenso y la aventura en una localidad playera típica de la zona
central. También han publicado libros que traen sólo dos cuentos, uno de cada una,
como "Fábulas cantadas", (1989), "Cuentos sabrosos" (1990) en base a dos creencias,
refranes o supersticiones de nuestro pueblo vinculados con recetas tradicionales de
cocina, incluyendo las recetas y "Entre gallos y conejos" (1992).
Ana María Güiraldes y Jacqueline Balcells han logrado que sus libros se impongan
entre los niños y jóvenes chilenos, porque tienen gran amenidad, privilegian el
16
dinamismo de la acción, se basan en una acendrada información, plantean casi
siempre una estructura original y presentan una rica diversidad temática.
Jacqueline Balcells
Jacqueline Balcells (1944) tiene cuentos en los que predo mina una tendencia a lo
imaginativo, lo fantástico y lo poético, siempre con un mensaje de fondo en el que
privilegia la fantasía y el poder de la inteligencia y de la verdad. Su verdadero nombre
es Jacqueline Marty Aboitiz y nació en Valparaíso. De formac ión periodística en la
Universidad Católica de Santiago, sólo comenzó a escribir cuentos para niños cuando
nacieron sus primeros hijos, y a publicarlos cuando se instaló a vivir en Francia en el
año 1982. En 1986, de vuelta en Chile, se dedica a la literat ura infantil y publica tanto
en Francia como en Chile. También sus cuentos han sido traducidos al inglés y
editados en Estados Unidos por la Latin American Literary Review Press.
Uno de sus libros más representativo es "El niño que se fue en un árbol" (19 86), con el
que se dio a conocer en Chile. Este libro contiene un conjunto de sus más bellos
relatos: "Cómo empezó el olvido", "El elixir de las sirenas" o "El enano verde", con
toques de humor y un permanente recuerdo de los tradicionales cuentos de hadas y
gnomos de raíz europea....Su cuento "La Pasa Encantada" ("Le Raisin Enchantée")
figuró en Paris entre los relatos más leídos por los niños franceses en 1984. Luego
vienen "El archipiélago de las Puntuadas" (1987), "La Hacedora de Claros y otros
cuentos", (1988) "El Polizón de la Santa María" (1988) (Lista de Honor del IBBY en
1990), siempre en la línea de la poesía y la historia mezclada a la fantasía. Tiene varios
cuentos en antologías, entre ellos "El niño que salvó al río" (1989), "El tesoro del
monaguillo" (1989) y "El príncipe chiflado". Recientemente ha publicado "El País del
Agua" (1991), "Cuentos de los reinos inquietos" (1993) y "Siete cuentos rápidos y cinco
no tanto" (1993). La prosa limpia de Jacqueline Balcells la ha hecho acreedora de
diversas distinciones internacionales.
Víctor Carvajal
Uno de los autores más significativos es Victor Carvajal, (1944), con diversos libros de
corte realista y social. Sus primeras obras son teatrales y se representan en Europa
donde reside en la década del 70. Son ellas "Cante, cante señorita Cantadulce" (1980) y
"Una muñeca llamada Esperanza" (1980). Escribiendo los argumentos para sus obras
teatrales, se da cuenta que tiene facilidad para la narración. Así surge su primer libro
"Cuentatrapos" (1984), Premio El Barco de Vapor, España, convocado por la Fundación
Santa María, siendo el primer hispanoamericano que lo obtiene. Este libro le ha valido un
reconocimiento en el mundo de habla hispana y también en otros países, ya que ha sido
traducido a varios idiomas, entre ellos, el alemán, francés, portugués y bable (dialecto
asturiano).
Estas historias se ambientan en poblaciones marginales de Santiago desarrollando una
temática de desnuda verdad en torno a las realidades que los niños viven en estos
lugares. Su segundo libro - "Chipana" (1986) - aborda una temática antropológica y
ecológica, ya que se basa en la venta de llamas, alpacas y guanacos a Estados Unidos.
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"Chipana" es uno de los mejores libros de Víctor Carvajal y también su preferido: "Pienso
que ese niño es el que yo llevo. Es soñador, fantástico, no fantasioso, que se gana la
ternura de quienes le rodean". Posteriormente escribe "Fray Andrés, otra vez" (1989),
basada en una creencia religiosa de sabor popular en una iglesia de barrio de Santiago.
Luego publica "Sakanusoyin" (1990) que trata de un grupo de muchachos en una tribu de
indios yaganes, raza indígena perdida en Chile. Para él, con esta narración pretende dar
a conocer una cultura desaparecida en forma de relato para jóvenes adolescentes. Lu ego
viene "Como un salto de campana" (1992) novela juvenil que relata la historia de Pancho
que vive en Alemania con sus padres chilenos. La narración se sustenta básicamente en
el permanente contrapunto entre la cultura alemana de donde es el niño y la ch ilena de
donde son sus padres y antepasados.
Víctor Carvajal es autor de numerosos cuentos publicados en antologías, entre ellos "Casi
reina" (1991), "El encuentro" (1992) y "Una rana encantada" (1993). Sus últimos libros son
"Los fantasmas de malaspulgas" (1994) y "Mamire, el último niño" (1997). Ha obtenido el
premio "Placa de Plata" otorgado en 1993 por la editorial S.M. de España por el libro
"Cuentatrapos" por ser un libro que - a esa fecha - llevaba más de 100.000 ejemplares
vendidos. Ha sido dos veces consecutivas ganador del Premio de Literatura Infantil
convocado por el Consejo del Libro y la Lectura por sus libros "Sakanosoyin" (1995) y
"Mamire, el último niño" (1997). Ha sido Lista de Honor del IBBY 1998 por "Mamire, el
último niño". Actualmente dirige la editorial Sol y Luna donde publica sus propios libros
invitando a ilustradores que recién emergen para que den a conocer sus obras plásticas.
Saúl Schkolnik
Saúl Schkolnik (1929) es uno de los autores más destacados de la literatura infantil
chilena en la actualidad, con más de 100 libros publicados. Arquitecto, especialista en
filosofía de las ciencias y un empedernido soñador, a los 48 años comenzó a escribir su
propia historia. Sería "Un Cazador de cuentos". Con este libro, obtuvo el primer lugar en
1979 en el Concurso Latinoamericano de Literatura Infantil convocado por la UNESCO,
en Colombia y publicado en ese país en la editorial Voluntad.
Luego vendrá una obra muy extensa y variada. Uno de los primeros libros es "Cuentos
para adolescentes románticos" (1979) que contiene cuentos de corte tradicional como
"Por qué las lágrimas son transparentes" y "Por qué los relojes hacen tic tac". En ellos,
Saúl Schkolnik hilvana cierta dosis de ternura con una suave poesía y toques de humor.
Luego vienen "Erase una vez un hermoso planeta llamado tierra" (1979), en Editorial
Tamarugal, de corte ecológico y "Colorín, colorado, ovulito fecundado" (1981), en Editorial
Universitaria, de corte científico. Escribe también en la década de los 80 diversos libros de
poesía, cuento y novela tanto en editoriales chilenas, extranjeras, como en la suya propia,
Alicanto. Entre ellos, se mencionan "Había un vez" y "La espina del algarrobo" Luego
vienen "Cuentos de Tío Juan, el Zorro Culpeo" (1982), "Breve noticia de mi i nfancia"
(1984), "La Historia de Fog, un sapo como cualquier otro" (1985), "Se necesita un rayo de
sol" (1986) "José Hombre" (1986), "Cazando fantasía" (1986) y "Antai, la historia del
príncipe de los Licanantai" (1986).
A partir de 1987 aparecen "El príncipe flojo", "Kumul, el huemul travieso", "Orejas y la hoja
de lechuga", "4 libros para Alejandra", la novela "El trono de los Durgon", "Soñando en
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verso", y muchos otros. Ha publicado también "El ratón forzudo y el resorte" (1991) y
"Cuentos Ecológicos" (1993) en el Fondo de Cultura de México. Sus libros de cuentos
tienen fundamentalmente tres vertientes. Una, de divulgación científica y ecológica; otra
de pura invención fantástica, y otra de recreación de mitos orales chilenos o
latinoamericanos. En este sentido, destaca "Historias de tres Príncipes" (1993),
ambientado en la cultura indígena del desierto nortino.
Sus libros más recientes son "Los derechos del niño" (1993) y diversos cuentos en
antologías, entre ellos "Antonio y el ladrón", "El globo", " El rey barrigudo", "La flor de
Bartreus", "Los largos suspiros", "Tres burros más cinco manzanas" y muchos otros. Por
su libro "El cazador de cuentos" obtuvo en 1995 el Premio de Literatura Infantil del
Consejo del Libro y la Lectura.
Manuel Peña Muñoz
Narrador e investigador literario nacido en Valparaíso en 1951. Es profesor de
Castellano y Doctor en Filología Hispánica. Cursó estudios de especialización en
literatura infantil en España bajo la dirección de Carmen Bravo Villasante. Ha dado
conferencias de literatura infantil en España y Latinoamérica. Ha sido becario de la
Internationale Jugendbibliothek de Munich. (Biblioteca Internacional de la Juventud)
Entre sus libros de creación se destacan: "El Niño del Pasaje" (1989), "María Carlota y
Millaqueo" (1991), "El collar de perlas negras" (1994), "Un ángel me sopló al oído"
(1995; Susaeta, Colombia), “La mujer de los labios rojos” (2002), “Talismanes para un
mundo feliz” (2004), “El Hacedor de Juguetes” (2005) y muchos otros. Tiene
numerosos cuentos en antologías, siendo "Por qué lloran los sauces" el más conocido.
Entre sus obras de crítica literaria se mencionan "Historia de la Literatura Infantil chilena"
(1982), "Alas para la Infancia, Fundamentos de Literatura Infantil" (1995), "Había una vez
en América. Literatura Infantil en América Latina" (1997).
Sus libros de poesía infantil de tradición oral son: "Para saber y cantar, el libro del folklore
infantil chileno" (1983), "Folklore infantil en la educación" (1994), “Lima, limita, limón.
Folklore Infantil Iberoamericano” (1998), “Juguemos al hilo de oro. Folklore Infantil
Chileno” (1999), “Del pellejo de una pulga” (2002) entre otros.
Por el conjunto de su obra obtuvo en Valparaíso el Premio Municipal de Valparaíso 1997.
Obtuvo en Madrid el Premio de Novela Gran Angular 1997 por su novela "Mágico Sur"
Ediciones S.M. España que ya lleva 6 ediciones. Su novela “Los Niños de la Cruz del Sur”
mereció el Premio de Literatura Juvenil Marta Brunet del Consejo del Libro y la Lectura en
el año 205. Será editada por Zigzag. Tiene a su vez numerosos libros de crónicas entre
ellos “Ayer soñé con Valparaíso” (2000) y libros de memorias.
Ha sido designado Jurado Internacional del Premio UNESCO 1998 -2002 de Literatura
Infantil y Juvenil al servicio de la Paz y la Toler ancia en Paris.
Ha impartido numerosos seminarios de literatura infantil para profesores y bibliotecarios
auspiciados por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
Héctor Hidalgo
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Uno de los autores más destacados de cuentos para niños es Héctor Hidalg o,
bibliotecario, profesor de literatura infantil, editor, educador y escritor. Su primer libro es
"El Pino de la Colina" (1993), de tono ecológico. Luego vienen "La Mujer de Goma"
(1993) que narra las peripecias de una mujer del circo, mezclando la realid ad con la
fantasía y "Los Gatos de Venecia" (1994), conjunto de diversos cuentos con el que
obtuvo el Premio de Literatura Infantil del Consejo Nacional del Libro y la Lectura 1995.
En "Cuentos mágicos del sur del mundo" (1994) se reúnen tres relatos: "El Enanífero",
"El Resplandor del Horizonte" y "El Hombre de los Cuatro Vientos".
Estos cuentos rescatan el sentido mágico de la literatura, en la recuperación de
espacios y temas propios de nuestro país. También ha publicado "La Pajarera de
Samuel Encino" (1994), con bellas ilustraciones de Francisco Ramos. La obra relata la
historia de un arquitecto que durante toda su vida profesional, dejó en cada casa que
construyó, una pajarera en recuerdo de su infancia, época en que formaba parte de un
grupo de niños para proteger a los pájaros desvalidos. El libro se inscribe dentro de la
literatura infantil de apoyo ecológico.
En los últimos años ha publicado “Los cuentos de la ciudad dormida” (1996) y "El
regreso de la mujer de goma" (1997). Prácticamente todas la s obras de Héctor Hidalgo
han sido adquiridas por el Ministerio de Educación para programas de fomento de la
lectura.
Beatriz Concha
Escritora e ilustradora, esta artista ha publicado “El país de las ausencias” (1995) y
"Rosita sombrero" (1996) con el que obtuvo el segundo Premio de Literatura Infantil del
Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1997. Recientemente ha publicado “Cuatro
milagros de Nochebuena” que estuvo en la Lista de Honor del IBBY 2000. Su obra es
imaginativa, fresca y de tono p oético, combinando la fantasía natural del niño con el
mundo de sus sueños.
María Luisa Silva
En la poesía infantil de María Luisa Silva predomina el humor y la inventiva. Se ha
destacado como una escritora dinámica que gusta de jugar y versear con los niños. Ha
escrito para ellos poesías, juegos y versos traviesos, algunos de los cuales han sido
premiados como "La Fiesta de la Vaca" y "Reina Ronda". Entre los libros más
destacados, se pueden mencionar "Versos para soñar y jugar" Volumen 1 y 2.(1989 -
90), "El cumpleaños del señor pulpo y otros cuentiversos" (1990), "Lirín, lirón, la luna en
camisón" (1991) y "Los monstruos, los buenos monstruos" (1993). Ha publicado
recientemente "A girar girasol", un volumen de poesía infantil en Ed.Mac Millan. Mc
Graw-Hill en Nueva York, Estados Unidos. Tiene también cuentos, entre los que se
destaca la "Historia de amor de un manzano" publicado en la antología "Cuentos de
príncipes, garzas y manzanas". María Luisa Silva piensa que es importante que los
niños lean cuentos, porque "es la única forma que ellos se reconozcan a sí mismos. les
da libertad interior y alegría de vivir". Su libro "Versos and Verses" pertenece a la Lista
de Honor del IBBY 1996, mención traducción. Su último libro es “Tino and Tina” (1999)
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versos bilingües traducidos también por Valerie Moir. El grupo Zapallo ha musicalizado
varios versos de la autora.
Manuel Gallegos
La obra de este autor nacido en Rengo en 1952 está marcada por un profundo amor a
la infancia. Para los niños ha escrito una serie de obras arraigadas en el amor hacia lo
vernáculo y a las raíces folklóricas. Entre ellas se destacan "El Carnaval de los
Animales" (1975), "Historias bajo el mar" y "Pali Palitroque", en el que el autor se
propone rescatar algunos juegos de infancia como los volantines o los palitroques. Este
autor, que trabaja en el Ministerio de Educación en actividades de teatro educacional,
presenta en sus piezas elementos de mucha fantasía, pero partiendo de sucesos
cotidianos. Para él, el teatro debe ser juego y dent ro de este mundo poético, los seres
podrán cambiar de personalidad. Manuel Gallegos ha escrito también "Las Aventuras
del señor Don Gato" (1980), "Tres Obras para Navidad" (1987) y" Mamoe Uri, Mamoe
Tea" (1989), que en lengua pascuense quiere decir "Corder o Blanco, Cordero Negro".
Otra obra breve de teatro es "La sorprendente historia de los niños picunches" (1992).
Recientemente ha publicado "Encuentro en Tritón y otras obras" (1984) que contiene
obras de teatro infantil, entre ellas "Por qué el pájaro Sie te Colores tiene siete colores",
"El cometa que ya no tiene el pelo largo" y "Cuando Pedro Urdemales era un niño".
También ha escrito también cuentos, entre ellos "Los cangrejos pintores", "La prisión de
la garza" y "Ayun Ul" (1992) que en lengua mapuche quiere decir "El canto del amor".
Recientemente ha publicado la novela juvenil "Travesía Infernal" en la que relata las
peripecias de la goleta Ancud en la posesión del estrecho de Magallanes. Entre sus
últimas obras se destacan la novela “Travesía Infern al” (1997) y “Cuentos para no
cortar” (1998) y “El Cisne y la Luna” (2001).
Mauricio Paredes
Uno de los más recientes creadores de libros para niños es Mauricio Paredes quien ha
sabido cautivar a los niños con libros llenos de fantasía y sobre todo senti do del humor.
Sus libros derivan del espíritu lúdico de Roalh Dahl, un autor inglés que admira y de
quien obtiene una mirada diferente para apreciar el mundo. Juguetón, imaginativo,
Mauricio Paredes se comunica con mucha facilidad con los niños tanto a tra vés de sus
libros como en los numerosos encuentros que sostiene con los niños en los colegios a
lo largo de todo el país. En la actualidad es presidente de IBBY Chile. Sus libros están
publicados en la editorial Alfaguara y entre ellos se destacan “La cama de Bartolo”, “Ay,
cuánto me quiero” y “La Familia Guácatela”. Su página electrónica es
www.habiaotravez.com
14. Corrientes actuales de la literatura infantil. Conclusiones.
Como se ha visto, en los últimos añ os, los libros para niños en Chile destacan por las
cuidadas ediciones. Hay grandes tirajes y se ha especializado la ilustración, aunque
todavía es muy sobria y más seria que en los países del Caribe. Ha habido ciertamente
21
una notoria diversificación de las tendencias. Algunas de las corrientes que predominan
en un panorama general de nuestra literatura para niños son la literatura fantástica, la
ciencia ficción, el relato vernáculo, la narración ecológica o de apreciación de la
naturaleza, el teatro moderno en la escuela, la literatura realista o social y la lírica
infantil.
A los relatos tradicionales de hadas y duendes que se escribían antes, siguiendo los
patrones europeos, se han agregado corrientes que valorizan más lo nuestro, ya sea
recuperando los mitos o enfatizando la vida de los niños chilenos de la actualidad, lo cual
es una excelente señal que indica un generalizado interés por recuperar nuestra
identidad.
También hay que destacar a los autores chilenos cuyos títulos se han destacado entre los
jóvenes. Es el caso de Francisco Coloane, muy valorizado en los últimos años en Francia
donde ha obtenido el Premio de la Orden de las Artes y las Letras otorgado por el
Ministerio de Cultura Francesa 1996. Sus obras El Ultimo Grumete de la Baquedano y
Los Conquistadores de la Antártida son clásicos de la literatura juvenil. Otro tanto
podemos decir de José Luis Rosasco. Sus obras ¿Dónde estás Constanza? y Francisca,
yo te amo son igualmente clásicos juveniles.
En tanto que en Gijón, España, donde radica, el escritor chileno Luis Sepúlveda ha escrito
recientemente Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar (1997),
convirtiéndose en un éxito internacional de ventas con versiones cinematográficas. Isabel
Allende también ha cautivado a los jóven es con sus recientes novelas de prestigio
internacional como La Ciudad de las bestias, El Reino del Dragón y El Zorro, la leyenda
comienza, dedicadas a “jóvenes lectores de pensamiento muy abierto” como señala la
escritora. Otro clásico internacional es Eduardo Barrios con su larga serie de Ami, el niño
de las estrellas (1986) y Ami y Perlita (1987), una sabia combinación de filosofía y ciencia
ficción. En cuanto a la poesía, hay que destacar a Miguel Arteche, Premio Nacional de
Literatura 1997, con poesía infantil de calidad. Su obra "Las Naranjas del Silencio" es
Lista de Honor del IBBY 1986. Otros poetas que han escrito para los niños son Efraín
Barquero, Oscar Jara Azócar, Robinson Saavedra, Oscar Ca stro, Andrés Sabella y otros.
En los últimos años, merece citarse al poeta cubano Aramís Quintero que radica en Chile
enriqueciendo notablemente nuestra poesía infantil con sus libros muy recomendables,
entre ellos Rimas de sol y sal en Editorial Santillana y Todo el cielo, un juguete en
Editorial Arrayán, entre otros.
En España destacó María de la Luz Uribe, fallecida en Sitges, Barcelona en 1993. Desde
allá escribió una obra poética inspirada en la nostalgia de las cosas chilenas, de donde
surge "Cuentecillos con mote" que mereció el Premio de Literatura Inf antil del Consejo del
Libro y la Lectura en 1995. También ha escrito canciones y teatro infantil. Se destacan sus
obras narrativas como "El monstruo de las casas y otros cuentos", "El cururía", "Doña
Piñones" y su poemario "Cosas y cositas”, premiado en 19 86 con el Premio Austral. En
este bello libro, canta a los objetos comunes como el pantalón, el abrigo, el botón, el collar
o el paraguas. En 1983 obtuvo con Fernando Krahn el Premio Apel -les Mestres de
Barcelona con "La señorita Amelia".

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